Abstract
El dinero-capital de la AUH no sólo conecta a sus beneficiarios con el resto de la sociedad, por medio de consumos de mercancías y servicios que promueven imaginarios capitalistas (Dapuez et al. 2017; Dapuez 2021); también, y más importante, promete procesos de formación de capital a largo plazo, a través de la incorporación de salud y educación en los niños y niñas a escolarizar. Las proyecciones del dinero transferido (de arriba hacia abajo) se encuentran con apropiaciones (de abajo hacia arriba) que solamente pueden ser estudiadas al través (o transversalmente, para continuar con la simplificación espacial que proponen Susan Wright and Sue Reinhold 2011). Aunque el propósito de acumulación de capital humano en los estudiantes sea ignorado por sus beneficiarios en esos términos, la efectividad de la política (top-down) puede ser estimada en términos objetivos, al evaluarse cuántos meses o años de escolarización o de sobrevida se logró agregar a dichas poblaciones. En sentido contrario, y desde una perspectiva (bottom-up) las resignificaciones culturales de los dineros recibidos podrán ser las más variadas, y a veces, contra-hegemónicas, por ejemplo, “quemarse” los dineros de AUH en alcohol y drogas. Sin embargo, el “studying through” de la antropología de las políticas permite objetivar unas ciertas trayectorias, que comienzan y terminan en un determinado sentido y limitan las afirmaciones relativas pero oposicionales con el arriba y el abajo (que no son más que idealizaciones de otras oposiciones polares como la de las perspectivas emic versus etic): las trayectorias típicas de los beneficiarios en un contexto determinado dependen de la cantidad de inversión que en ellos se transfirió, pero también en los usos que ellos mismos dieron a esos dineros como capital.
This work is licensed under a Creative Commons Attribution 4.0 International License.